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El feminismo y la renovación en la Iglesia de hoy

En 1992, cuando mi nieto Ricardo tenía tres años, le comunicó a toda la familia que cuando él fuera grande sería un oso polar. Su hermano Jaime, que tenía siete años, dijo: " ¡ oh, no Ricardo, tu no podrás ser un oso polar!" Pero Ricardo insistió, "¡ sí, yo puedo!, ¡ yo puedo ser lo que yo quiera !"

Ocho meses después, cuando Ricardo tenía ya cuatro años y medio, le preguntó a su madre resignadamente: " Las personas no pueden convertirse en un oso polar cuando crecen, ¿ verdad?"

Esta historia demuestra una importante lección que todos tenemos que aprender en la vida,y es que nosotros no gobernamos el universo. Los niños pequeños patean y gritan cuando se les niega algo, pero nosotros sabemos que el viento y el mar no nos obedecen, que no podemos llegar a convertirnos en un oso polar, que la realidad no se doblega ante nuestra voluntad; sino que nosotros tenemos que aceptar la realidad. Según vamos madurando, nos vamos dando cuenta de que Dios es la realidad fundamental que todos debemos aceptar, y nos damos cuenta de que debemos preferir Su voluntad a la nuestra.

Pero desde el principio, han existido personas que se niegan a aceptar esta lección. Lucifer dijo: "No serviré", y se fué al infierno. Adán y Eva quisieron ser "como dioses" y por ellos entró la muerte en el mundo. Dice C.S. Lewis que al final de nuestras vidas le diremos a Dios, "hágase Tú voluntad" o El nos dirá, "bien, si tú insistes, hágase tu voluntad", y nos dejará ir al infierno que hemos escogido.

Se está librando hoy en día una "guerra de culturas" en contra del catolicismo, no solo afuera sino también adentro de la Iglesia. Entre los rebeldes que están dentro de la Iglesia se encuentran las feministas (radicales) y los hombres que simpatizan con ellas, y que también rechazan los papeles naturales, todo patriarcado, toda la autoridad jerárquica, incluso la autoridad de Dios. Su objetivo es la autonomía absoluta; insisten en que la realidad no es un hecho aceptado sino que es infinitamente variable. No se conforman con su libertad temporal de aspirar a practicar todo aquello que la Iglesia llama perverso,sino que exigen que ésta se les una en llamarle bueno a lo que es malo. Pero por supuesto, la Iglesia tiene que decirles la verdad, la realidad no se ajustará a sus deseos, ellos no podrán ser osos polares ni ninguna otra cosa fuera de lo natural que ellos quieran ser o poseer. Cuando la realidad no cede a sus apasionadas demandas, el resentimiento mueve a los disidentes a odiar a la Iglesia. Encuentran en las enseñanzas morales de la Iglesia una censura y se enfurecen con ella como si al denunciarlo ésta estuviera creando una realidad en vez de interpretándola. Y gritan, "¡No serviré, hágase mi voluntad!"

Esta destructiva crisis de la autoridad, afecta a ambos lados. La jerarquía se halla como paralizada para ejercer su autoridad y para disciplinar a las rebeldes feministas que tiene dentro de su propia burocracia.

Durante los últimos 30 años esta revolución ha devastado la cultura católica. Las órdenes de religiosas están decayendo, los conventos están vacíos, las iglesias y los colegios parecen ruinas de una guerra. Los seminarios antes repletos, son ahora vendidos a otras sectas. Pero la principal preocupación de la Iglesia no es por las propiedades o los edificios, su mayor preocupación es salvar las almas. Después de haber sido traicionada por aquellos a quienes les fue confiada su defensa, muchos cientos de miles de católicos han abandonado la Iglesia.

Los escándalos públicos ocasionados por personas del clero y las religiosas no han tenido tanto que ver con esta cantidad de católicos que abandonan la Iglesia, como con el hecho de que la educación religiosa ha sido muy vacía o ha sido envenenada. Los disidentes han revivido los errores morales y teológicos sobre la Naturaleza de Dios, la Persona de Cristo, la autoridad del Magisterio de la Iglesia y la substancia de sus doctrinas que desde hace muchísimo tiempo fueron condenadas como herejías.

Las feministas católicas no inventaron estas ideas, pero las usan para sus propios fines que son más radicales aún, denominando sus propios esfuerzos "subversión política".1 Ellas constituyen la tropa de choque de la revolución, las enemigas más mortales de la Santa Madre Iglesia. También ejercen la mayor influencia en la Iglesia norteamericana. A pesar de que sus líderes no disimulan el odio que sienten por la Iglesia, las Escrituras, Jesús el Redentor y el Padre Dios de la revelación judeo-cristiana, continúan llamándose a si mismas católicas.

Alegan tener una identidad católica

Por ejemplo, Rosemary Radford Ruether, prominente portavoz de las feministas, niega doctrinas católicas tales como la Encarnación, la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía y la inmortalidad del alma.2 Ella dice que la teología feminista debe "quitar... la mitología acerca de Jesús el Mesías o el Verbo Divino, con su tradicional imagen masculina", para transformarlo en un "Liberador Iconoclasta...compatible con el feminismo", que renuncia al patriarcado. 3 La Dra. Ruether también ha tachado a la Iglesia de "endemoniada". No obstante, siempre la identifican como una "teóloga católica".

Sor Sandra Schneiders dice que las feministas ven más claramente cada día, que todos los aspectos (de la fe católica tradicional) no solo están manchados por el pecado, sino que están pervertidos por la maldad del patriarcado. Es decir, no es que existan algunos problemas con la tradición, sino que la tradición es el problema. 4 Sin embargo es profesora de Escrituras en un colegio jesuita de teología en la ciudad de Berkeley, California.

Ruth Fitzpatrick es la coordinadora nacional de la organización Women's Ordination Conference-WOC (Conferencia para la Ordenación de la Mujer), una organización rebelde que tiene 3,600 miembros. Durante nueve años, mientras un comité de obispos americanos trataban de escribir una carta pastoral sobre los "asuntos de la mujer", Fitzpatrick acaparó fuera de proporción la atención de los medios de comunicación hacia el pequeño número de miembros de dicha organización. Cuando la conferencia de obispos rechazó la cuarta versión de la "pastoral de la mujer", Fitzpatrick aseguró a la prensa que la Iglesia ordenaría a las mujeres dentro de los próximos cinco años. 5 Fitzpatrick declaró: "estamos ayudando a la Iglesia patriarcal a morir con dignidad. " 6 Sin embargo, siempre la llaman una católica que "favorece las reformas".

Sor Madonna Kolbenschlag describió a la Santísima Trinidad ante otras feministas católicas que expresaron su aprobación, como "un buen muchachito que se asocia íntimamente solo con otros dos hombres divinos", y que ha "legitimado el fanatismo religioso, el racismo, el clasismo, el imperialismo, el clericalismo y cualquier otro ismo que se le pueda ocurrir a alguien". Ella culpa el "Mito del libro del Génesis" por establecer el monoteísmo (al cual ella se opone) y dice que "a la mujer no le queda otra alternativa que la de ser atea." 7 Según tengo entendido, sor Madonna es todavía un miembro en buenos términos de la Orden de la Humildad de María.

La teóloga feminista Mary Hunt dice que "el suicidio asistido de Dios Padre" dejó a muchas feministas "privadas de divinidad". Ahora, su "ansia humana de propósito y estima, está encontrando "nuevas expresiones al rendir culto a la diosa", dice Hunt. "Me siento encantada e intrigada, ahora puedo comenzar a leer sobre la religión como si fuera la primera vez." La Dra. Hunt es fundadora y directora de WATER (Women's Alliance for Theology, Ethics and Ritual-Alianza de la Mujer para la Teología, la Etica y los Ritos), un grupo radical del "catolicismo" feminista. También ejerce liderazgo en la Conferencia de Católicas Lesbianas, la Conferencia para la Ordenación de las Mujeres y la Convergencia de Mujeres e Iglesia; y es parte de la Junta Directiva de Católicas por el Derecho a Decidir. A comienzos de 1980 dedicó parte de su tiempo a Sur América, trabajando con "Women in Theology" (Mujeres en la Teología), en Buenos Aires, con la organización "Servicio de Paz y Justicia" de Adolfo Pérez Esquivel y con el "Centro de Estudios Cristianos", donde ayudó a establecer grupos de concientización feminista en Argentina y otros lugares. 8 Hunt continúa empleando parte de su tiempo cada año haciendo su "trabajo teo-político" 9 en América Latina, pero se sigue llamando a sí misma católica.

Seguidores de las feministas

A pesar de lo flagrante de sus declaraciones públicas, las líderes feministas, como estas, resultan menos peligrosas para la Iglesia que sus seguidores, porque, como la mayoría de los revolucionarios católicos, los seguidores son empleados de confianza ampliamente dispersos a través de toda la Iglesia. El padre Richard McBrien estaba desdichadamente en lo cierto, cuando dijo en la conferencia "El Futuro de la Iglesia Americana" en 1991:

"El partido a favor de cambios...parece abrazar todo ministerio activo dentro de la Iglesia. Domina los campos de la liturgia, la educación religiosa, las oficinas del ministerio de paz y justicia, los ministerios de las universidades, la educación católica en la enseñanza superior, mucha de la espiritualidad popular, y la disciplina de la teología como tal".

Chicago Call to Action (CTA - Llamado a la Acción de Chicago), es el punto focal de la red de esta revolución, el cual tiene lazos de unión con grupos similares en otras partes, tales como el grupo holandés "The Eighth of May" (El Ocho de Mayo). 10 Abiertamente dispuestos a "re-inventar la Iglesia", el CTA diseñó su plan de acción el Miércoles de Ceniza en 1990 en un anuncio en el periódico New York Times, que ocupaba una página completa de firmas y se titulaba "Una llamada a la reforma de la Iglesia Católica". 11 En 1992, el CTA contribuyó a realizar una encuesta de la opinión católica, dirigida a demostrar que los laicos apoyan su programa de acción. De hecho los resultados no revelan mucho acerca de las creencias de los fieles porque la encuesta incluía solamente 802 personas, muchas de las cuales no eran católicas practicantes. 12

Las religiosas

¿ Dónde se encuentran éstas disidentes? En la "administración intermedia de la Iglesia", como le dijo Mary Ann Savard, la presidenta del CTA, a dichos miembros en una conferencia. Muchos de los que componen la administración intermedia de la iglesia, ya no creen lo que el catolicismo ha estado enseñando durante casi dos mil años acerca de Dios, la condición humana y los medios de salvación. Algunos laicos saben que los radicales se encuentran entre los teólogos, las ex-monjas, los académicos,los burócratas y los oportunistas como la cabildera a favor del aborto, Frances Kissling, que es la presidenta de Católicas por el Derecho a Decidir (Catholics for a Free Choice). Pero pocos fieles se dan cuenta de que el mayor grupo de feministas está constituido por monjas que aún siguen siendo miembros de una comunidad.

No todas las monjas feministas tienen un punto de vista radical. Si uno visualiza el movimiento como si se tratara de una escalera, encontraría personas paradas en cada uno de los peldaños. Entre estas fanáticas, hay algunas que no se dan cuenta de lo que implica el feminismo, algunas están sumidas en la retórica del resentimiento que no les permite darse cuenta de que existen creencias contradictorias simultáneamente en distintas partes en sus mentes, algunas ni siquiera saben a dónde las lleva esta escalera, pero siguen al grupo. Tristemente, todas van en la misma dirección: hacia abajo.

Sí, algunas órdenes religiosas están en excelente estado de salud. Las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa, se propagan por doquier, y existen otras comunidades llenas de vitalidad también, muchas de estas, pequeñas, muchas nuevas, muchas contemplativas. Desde la época del Vaticano II hasta el verano de 1992, la única organización canónica que representa a las monjas americanas ante los obispos y el Vaticano, es la cada vez más "progresiva" Leadership Conference of Women Religious (LCWR). En 1992, el Vaticano le otorgó estado canónico paralelo al tradicional y ortodoxo Consejo de Madres Superioras y Mujeres Religiosas en EE.UU., que ahora representa cerca de un diez por ciento de todas las comunidades de religiosas en los Estados Unidos. También se encuentran monjas piadosas en congregaciones que están corruptas, y que están siendo marginadas y perseguidas por sus rebeldes compañeras. No hay ningunas otras mujeres de iglesia que sufran más a manos de las feministas.

Pero a pesar de este grupo que queda, son principalmente las monjas quienes constituyen la mayor parte de las filas del movimiento feminista, monjas que han puesto en práctica la teoría radical al nivel local. En los EE.UU. la mayoría de las comunidades religiosas se han corrompido, es por esto que están muriendo y la edad promedio de las monjas es de mayores de sesenta y seis años. A menos que Dios envíe nuevos santos a reformarlas, la mayoría se desvanecerá dentro de los próximos veinte años. Las autoras feministas confirman este horrible estado de cosas.13 Sor Joan Chittister admite que las estructuras de la vida religiosa "han sido torcidas hasta llegar al punto de romperse". Pero ella ensalza a quienes lo han hecho, culpando por el declinar de las congregaciones de mujeres religiosas a las monjas tradicionales que se niegan a abrazar el "nuevo tipo de vida religiosa" porque están "adictas al calor del nido... el bienestar, la seguridad, la espiritualidad privada en soledad, la preservación de museos monásticos", e "instituciones religiosas obsoletas". 14

Mujer/Iglesia

De hecho, las monjas feministas destruyen sus propias comunidades. Las feministas católicas muestran un comportamiento inimaginable en una mujer católica. Las teólogas feministas repudian la Paternidad de Dios y menosprecian a Jesús como hombre. Invierten el orden moral, llamando al orgullo la primera de las virtudes, y quieren exigirle a la Iglesia que también como ellas acepte la permisividad sexual como algo bueno y correcto.

También se involucran en movimientos sociales radicales desde la política marxista en el Tercer Mundo, hasta la política promuerte en su propio país. Mantienen estrechos lazos con las Católicas a Favor del Derecho a Decidir (CFFC); muchas han marchado junto con ellas en demostraciones proaborto, muchas firmaron los anuncios publicados en el New York Times en 1964 y 1968, algunas participaron con CFFC en 1989 en el caso Webster. Un asombroso número de ellas son activistas en favor del derecho de los homosexuales, de 60 organizaciones que lo han apoyado, nombradas en el folleto de New Ways Ministry, 1992-93, cuarenta y seis son comités o comunidades de religiosas.

Estas feministas que se hacen llamar "Mujeres de Iglesia", no son tan solo unas cuantas extremistas. Sor Maureen McCormack, presidenta de las Hermanas de Loretto, aclamó el movimiento de Mujeres de Iglesia, como el acontecimiento más importante que ha ocurrido dentro de la Iglesia Católica norteamericana en los últimos 20 años:

"Una innovativa explosión de liturgias feministas, rituales y oraciones comunitarias provenientes de diferentes culturas está transformando el modo de adorar.... debido a que la enseñanza oficial de la iglesia atribuye su modo de ver a la mujer...a un plan divino, muchos...están mirando de nuevo a Dios, quitando las capas de donde ha estado escondido el rostro de Dios." 15

La enseñanza católica

¿Qué fue lo que inspiró esta rebelión entre mujeres católicas que una vez escogieron ser las novias de Cristo? La culpa se la echan al "sexismo", aduciendo que la historia de la salvación desde su comienzo fue una conspiración patriarcal para esclavizar a la mujer. Y ¿ qué podemos responder a estas acusaciones?

No cabe duda de que algunas de las quejas contra sus superiores son válidas, pero esto no se debe a que las enseñanzas de la Iglesia les ha dicho a éstos que actúen así. Este mundo es imperfecto, pero fue la Iglesia quien ascendió a la mujer del lugar degradante en que la habían puesto las culturas paganas. Cuando la Iglesia distingue entre los papeles naturales y complementarios del hombre y la mujer, está defendiendo la integridad de cada sexo en lugar de rebajar a la mujer. Enseña que una mujer, la Virgen María, es la persona humana más perfecta que ha sido creada, la Madre de Dios, Madre de la Iglesia, Reina de los Ángeles. Enseña también que el propósito de la creación es el de elevar las almas a Dios, en cuyo trabajo las madres tienen un papel central; que el matrimonio es indisoluble, que es un Sacramento, que es signo de la unión entre Cristo y su Iglesia; que todos los seres humanos tienen igual valor, todos son imagen de Dios, todos forman parte del Cuerpo Místico de Cristo, en el cual todos los dones trabajan juntos para el bien común.

La separación de los géneros es un error de las feministas; son ellas quienes se expresan como si el hombre y la mujer fueran diferentes especies, fueran adversarios. El feminismo radical no ha sido capaz de mejorar la vida de la mujer porque verdaderamente no valora la feminidad, su único modelo de realización es el del hombre. Debido a esto, esas feministas ven la maternidad como algo degradante a la dignidad de la mujer, y el éxito que han tenido durante la generación anterior al propagar este error, significa que ya nadie en la sociedad americana es responsable de mantener un hogar, ni criar a los hijos. El resultado es la desintegración de la familia, que los expertos identifican como la raíz de los graves problemas sociales que enfrentamos hoy, desde los embarazos ilegítimos, hasta los disturbios raciales en Los Angeles la primavera pasada.

Lejos de elevar el status de la mujer, las feministas lo han rebajado. En los Estados Unidos esta cultura pagana cada vez más popular, explota sexualmente a las mujeres (y los niños), el aborto y las violaciones sexuales han aumentado más que nunca, las mujeres y los niños abandonados constituyen la clase pobre que cada día crece más. No obstante, solo los que valientemente se oponen a esta cultura, se atreven a proponer que a las madres se les permita permanecer en sus hogares.

En realidad, opino que no puede existir un "buen feminismo católico", porque al igual que otras ideologías, el feminismo exalta su propio plan de acción por encima de todo lo demás. No acepta la autoridad del Magisterio, como la autoridad de Cristo. Aún las feministas que están de acuerdo con algunas cosas de la Iglesia, todavía miden sus enseñanzas con la misma vara feminista, oponiéndose a esa sumisión voluntaria de la mente y el corazón que distingue a los católicos fieles.

La preocupación por la dignidad de la mujer no es una causa "feminista", es una causa cristiana. Todos los precedentes para las aspiraciones legítimas de la mujer existen dentro de la tradición católica. La valiente mujer de los Proverbios, manejaba tanto su hogar como su negocio de telas de lino. Santa Catalina de Siena, Santa Teresa de Avila y Santa Teresita de Lisieux, llegaron a ser Doctoras de la Iglesia al ser tres de las mujeres más santas y más fieles a la historia del dogma. La Madre Teresa ha caminado sin miedo en medio del odio que existe en la política de este siglo XX-XXI. Desde las poderosas abadesas de la Edad Media, hasta las intrépidas pioneras que llegaron al nuevo mundo trayendo la fe y las intrépidas monjas del siglo XX que ya dirigían hospitales y universidades cuando pocas mujeres ocupaban esas posiciones en la sociedad secular, las religiosas han tenido una mejor oportunidad de educarse, y de realizarse fuera del hogar y de disfrutar de autonomía y autoridad, mucho más que la mayoría de las mujeres en el mundo. Y en la Iglesia de los Estados Unidos hoy, el 85% de los puestos "ministeriales" están ocupados por mujeres. El catolicismo no oprime a la mujer. No ha sido la opresión lo que ha causado la rebelión de las feministas.

Re-educación

La causa ha sido el choque cultural. Después del Vaticano II, el cual interpretaron erróneamente, muchas comunidades de religiosas rápidamente abandonaron el uso del hábito, las oraciones en comunidad, la vida en comunidad, la obediencia con respecto a sus labores, y finalmente hasta la idea de la consagración. Debido a ello, la vida religiosa que originalmente habían escogido se desintegró a su alrededor. Inclusive aquellas que promovieron estos cambios no podían evitar sentir que estaban repudiando su vida como había sido en el pasado. Mientras esto seguía dándoles vueltas en la cabeza, fueron sometidas a una re-educación teológica. Esto sucedió en tres etapas seguidas: como el neo-modernismo, como la teología del proceso y como la teología de la liberación.

El neo-modernismo, el renacimiento del modernismo condenado por el Papa Pio X en 1907, nunca fue respaldado por el Vaticano II. Pero en la confusión en derredor al Concilio, cuando se esperaban cambios, los teólogos disidentes lograron con éxito reafirmarlo a través de los medios de comunicación. Desde entonces, sus proposiciones tan familiares, ya casi han destruído la catequesis. Estas mantienen que:

1. La Biblia no es históricamente verdadera;

2. Los Evangelios fueron escritos mucho tiempo después de la muerte de Cristo, por hombres que no le conocían, quienes inventaron que éste nació de una virgen y las historias de los milagros que aparecen en el Nuevo Testamento, para atraer seguidores a sus comunidades;

3. Las ideas de Jesús estaban "atadas a una cultura"; El no se conocía a sí mismo como la Segunda Persona de la Ssma. Trinidad, y no intentaba fundar una Iglesia ni instituir sacramentos;

4. La resurrección no fue un hecho histórico, sino una experiencia psicológica por parte de los apóstoles;

5. La labor propia de la Iglesia no es oponerse al pecado personal sino construir "el Reino de Dios en la tierra" 16;

6. Los dogmas, los sacramentos, inclusive Dios mismo, no son verdades inmutables, sino solo símbolos, y estos se pueden redefinir y adaptar según los tiempos.

Un número de profesionales religiosos sucumbieron a estos errores, primero, porque se encontraban desorientados por los trastornos en sus vidas, y segundo, porque el neo-modernismo parecía ser la sabiduría convencional de los eruditos. Aquellos que no podían soportar la presión de sus colegas, descartaron las creencias pre-conciliares y perdieron la inmunidad en lo que concierne a la siguiente etapa de la revolución teológica.

La teología del proceso a menudo emplea términos cristianos, pero no nace de la enseñanza católica. Surge de especulaciones panteístas de filósofos posteriores al Siglo de las Luces, 17 que sostienen que Dios no es un ser personal, Todopoderoso, Inmutable y transcendente sino una fuerza evolutiva inmanente que evoluciona con el mundo material. Por lo tanto, no hay un orden "espiritual" transcendente, no hay un alma inmortal, no existe el "cielo". El hombre es la etapa superior de un proceso evolutivo; su papel es caminar hacia la perfección por medio de la construcción de una utopía. Las experiencias religiosas son un fenómeno psicológico sin base alguna en la realidad objetiva --como la "experiencia de la resurrección" que tuvieron los apóstoles. La interpretación de experiencia para el hombre constituye "revelación".18 Por lo tanto, Dios es una "energía" en evolución y la religion meramente psicología.

Aquellos que aceptaron la teología del proceso concluyeron que la Iglesia ha mentido. Miles de sacerdotes y monjas abandonaron su vocación, con frecuencia a cambio de trabajos laicos dentro de la Iglesia. Muchos de los que se quedaron, encausaron su celo religioso hacia la teología de la liberación, la tercera etapa de la "nueva teología" postconciliar.

Enraizada en la teología del proceso, la teología de la liberación le da un sentido político a términos cristianos. La revelación llega a significar la interpretación de la experiencia personal de opresión. La encarnación, se refiere a Dios como proceso. La salvación significa un nuevo orden social utópico. Esta es la perspectiva detrás del libro "Reclamando nuestra verdad", porque la teología feminista es una teología de la liberación, como desde hace tiempo dice la Dra. Ruether. Nadine Foley explica: "ciertamente es verdad que la experiencia llegó a ser el punto de partida para la reflexión teológica sobre la vida religiosa e implica una metodología comparable a aquella que produjo la teología de la liberación."

La renovación del ministerio sacerdotal

¿ Qué quieren las feministas? Muchas personas asumen que ellas quieren llegar a ser sacerdotes, y es verdad que algunas quieren llegar a serlo. Pero a pesar de la creencia general, el movimiento feminista no busca el sacerdocio, existen muchas declaraciones de feministas prominentes que rechazan la ordenación.

Si el movimiento feminista no quiere la ordenación sacerdotal, ¿cuál es el motivo de la protesta organizada acerca del sacerdocio? Es una táctica propagandista dirigida a desacreditar a la Iglesia en la mente del público y por ende a dañar su autoridad. Las feministas piensan usurpar los recursos de la vieja iglesia para sus propios fines después de su destrucción. Ellas continúan identificándose como católicas porque la Iglesia puede ser dañada solamente desde adentro. La Dra. Ruether les aconseja: "quédense dentro de la Iglesia y usen aquello de lo que puedan echar mano." 20

"El objetivo no es que las mujeres lleguen a ser ordenadas dentro del estado clerical, sino la renovación del ministerio del sacerdocio", dijo Ruth Fitzpatrick a los reporteros en una Convergencia de Mujer-Iglesia ("Women-Church convergence") en 1987. La frase clave aquí es "renovar el ministerio del sacerdocio", esto quiere decir ponerle fin a la ordenación sacerdotal.

La estrategia de asalto al sacerdocio de estas rebeldes consiste en cinco tácticas propagandísticas: negar el poder de la Iglesia para ordenar; negar el poder del sacerdote de consagrar la Eucaristía; negar la Presencia Real de Cristo; imponer el lenguage feminista, e imponer la espiritualidad feminista.

1. Al insistir en el derecho de la comunidad local ("comunidad de base") de escoger sus propios líderes y presidentes, ellas reclaman que el poder de ordenar reside en el público. Esta lógica nos hace recordar la "Iglesia popular" de la Nicaragua sandinista, otra expresión más de la teología de la liberación.

2. Las feministas rebeldes niegan el poder del sacerdote de consagrar la Eucaristía, al sugerir que la consagración es una acción de la comunidad. Si Cristo se encuentra presente donde dos o más se reunen en Su Nombre, dicen ellas, entonces es la comunidad quien lo hace a El presente, por lo tanto, no es necesario el sacerdote. El teólogo Bernard Cooke escribió una serie de tres artículos a favor de esta posición que fueron publicados en el National Catholic Reporter, comenzando en mayo de 1990.21 Aunque cada día lo escuchamos más, este argumento contradice la enseñanza explícita del IV Concilio Lateranense y del Concilio Vaticano II y fue citado por la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1975, condenando las obras de Hans Kung.

3. Por omisión al menos, la tercera táctica niega la presencia real de Cristo. La retórica "rebelde" pone énfasis en Su presencia espiritual en la comunidad para eclipsar Su Presencia Real en la Santa Eucaristía, lo cual pasa a ser algo meramente simbólico de Su presencia en la comunidad. Bernard Cooke dijo en la conferencia de "Call to Action" (Llamado a la Acción) de 1991: "La Eucaristía no es el pan consagrado. La Eucaristía es la comunidad cristiana reunida, usando el pan y el vino para hacer más intensa la presencia del Señor eesucitado." 22

En el suplemento de un boletín popular que publicó Liguori Publications, Robert Newmes escribió en 1991 que Cristo está presente en la Misa en las lecturas de las Escrituras, en el sacerdote, en la comunidad y en el pan eucarístico, implicando que estaba igualmente presente en todas ellas. Si hacemos la genuflexión ante el sagrario, dijo Newmes, igualmente nos debemos sentir obligados a hacer la genuflexión ante el Leccionario. Este un ejemplo perfecto de la distorsión del "Espíritu del Vaticano II". La Constitución para la Sagrada Liturgia dice que encontramos a Cristo en todos los sacramentos, en las Santas Escrituras, en el sacerdote, en los pobres, en la comunidad. Pero lo encontramos a El junto con las substancias naturales de todas estas cosas, pero estas cosas no se convierten en Cristo como sucede con la Santa Eucaristía, que es entera y únicamente, Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Cristo.

El Padre Matthew Fox y otros teólogos de la "espiritualidad de la creación", yerran más aún al declarar que esta teología eucarística no es un símbolo de Jesucristo, sino un "Cristo Cósmico" que se define como el mismo cosmos.23

Podemos ver los efectos de estas tácticas cuando el sacerdote no hace la genuflexión durante la Consagración, en los esfuerzos por hacer que los laicos se mantengan de pie durante el Cánon de la Misa, en la forma irreverente con que manejan la Sagrada Forma, y en el hecho de que muchos sacerdotes y religiosas no se arrodillan ante el Sagrario, ni enseñan a sus estudiantes a hacerlo. No es de sorprenderse que otra encuesta de Gallup haya encontrado que solamente el 21% de los jóvenes adultos católicos supieron reconocer la definición de la presencia real cuando se les leyó esta descripción.

4. Quienes rechazan la fe, generalmente ponen su fe en la política, eso hacen también las feministas. La cuarta táctica que usan en contra de la Iglesia de EE.UU. es el esfuerzo por obligar a usar el lenguage feminista en los himnos y en la lectura de las Escrituras, no para evocar la piedad sino por razones políticas. Una Comisión Internacional sobre el Inglés en la Liturgia (ICEL-siglas en inglés), ha estado trabajando en las nuevas traducciones desde 1975. ¿Es evidente la influencia feminista en esto? Tomemos en cuenta que la hermana Mary Collins, OSB, forma parte del comité de ICEL para la traducción de los Salterios que aprobaron los obispos norteamericanos el verano pasado. Ella es directora de educación religiosa de la Universidad Católica, fue presidenta de la Academia Norteamericana de Liturgia, y co-directora del comité de consultoras feministas para un diario liberal llamado Concilium. Esta es la misma Sor Mary Collins que está asociada con el grupo extremista de Mary Hunt llamado WATER, desde que fue fundado en 1983.

El peor efecto del lenguage feminista es el de distorsionar la palabra de Dios para que encaje dentro de la teoría feminista, cambiando al amoroso Padre de Jesús, por una abstracción muy parecida a la teología del proceso de una "energía universal". Si este plan de acción de la liturgia prevalece, la misa en latín podría ser la única esperanza en la práctica de una auténtica adoración católica en los EE.UU.

5. La táctica final substituye con la espiritualidad feminista, la vida espiritual católica. Sor Madonna Kolbenschlag dice que se está "invirtiendo el Génesis...disolviéndose el mito y la imagen" del Dios cristiano mediante "el proceso de alienación de los viejos mitos y la reconstrucción del mito de Dios" enraizado en la visión feminista.24

La espiritualidad feminista es una práctica espiritual dirigida hacia dentro, es la expresión concreta de la teología feminista, la cual se hace eco del inmanente pensamiento del proceso. Añade ritos y la esperanza de cambiar el futuro por medio de la visualización, la meditación o el "misticismo de los cristales". Esto no es abiertamente satánico, pero quizás tiene un orígen diabólico, comparte el misticismo de los ritos orientales, la espiritualidad de la Nueva Era y una creencia panteísta de que "Todo es uno, todo es Dios, yo soy Dios." Puesto que es creación de la espiritualidad, la diosa/WICCA (magia blanca), la interpretación de los eneagramas, el eco-feminismo, trabajos de ensueños de Jung y los ritos de solsticio, se ha infiltrado en las instituciones católicas de América. Matthew Fox, quien es popular, pasa por alto el pecado original y advierte sobre la "Cristolatría". Como parte del personal de su centro en Oakland, California está una bruja llamada Starhawk y una sacerdotisa vudú, Luisa Teish. Fox ha engañado a tantas religiosas, que aún el haber sido expulsado de la Orden de los Dominicos no logrará detener la ola de la Nueva Era.

Algunos centros católicos de retiro y parroquias ofrecen ahora un "Curso en milagros", un programa puramente orientado en la espiritualidad de la Nueva Era, "canalizado" a través de la posesión de un espíritu llamado "guía espiritual" para "corregir el cristianismo". El llamado boletín del capellán del hospital benedictino en mi pueblo, dedicó la primera página de su boletín de julio de 1991, a una oración de solticio al sol. Durante la "semana de la mujer" en la universidad católica a la cual asistí, vi a una monja que había sido maestra de catecismo de mis hijos, bailar un ritual Wicca (de magia) con una docena de mujeres, todas llevaban una varita con una estrella en la punta. Algunos seminaristas me han dicho que les obligan a hacer ritos Wicca en las clases de liturgia. Muchos de los ritos feministas que he visto, fueron auspiciados por entidades católicas y en todos ellos se involucraron profesionales religiosos.

¿ Creen las personas verdaderamente en la espiritualidad feminista? Parece ser que no. Las líderes feministas no muestran evidencias de sentir impulsos religiosos, pero la feminista teóloga Carol Christ, ha explicado su propósito:

"El sistema de los símbolos no puede ser simplemente rechazado, debe ser reemplazado. Donde no se reemplaza, la mente torna a las estructuras familiares en los momentos de crisis, confusión o derrota."25

El objetivo final de las cinco tácticas feministas es el poder, como lo admite abiertamente Mary Hunt.26 Y aunque hablan incansablemente de justicia, pluralismo y diálogo, una vez que están en el poder se convierten en tiranas. Los católicos usan una broma que dice que una mujer especialista en la liturgia es peor que un terrorista porque, con un terrorista se puede negociar. Los programas de catequesis carecen de suficientes catequistas. Sin embargo, he conocido maestros fieles y con experiencia que han sido despedidos por enseñar a los alumnos acerca del purgatorio, por oponersse al neo-modernismo en la interpretación de las Escrituras, por enseñar que el demonio verdaderamente existe, y hasta por enseñar a rezar el rosario.

Dos tentaciones

Puesto que los religiosos profesos cometen estas atrocidades, los católicos laicos se sienten impotentes para detener estos abusos, y por consiguiente se escandalizan. Deben resistir a la tentación de abandonar la Iglesia y darse por vencidos. Para hacer esto es necesario saber distinguir entre el Magisterio de la Iglesia y sus miembros individuales que son pecadores.

1. No podemos abandonar la Iglesia porque Cristo ha puesto a nuestro alcance los medios de salvación a través de ella. Necesitamos de sus dones desesperadamente. Rehusarlos porque no nos gustan sus ministros es como rehusar el uso de la penicilina para una pneumonía, porque no nos gusta el farmaceútico que nos la vende.

2. Debemos resistirnos a la seducción de colaborar con esos enemigos internos de la Iglesia. Confrontados con situaciones difíciles, la mayoría de nosotros preferimos actuar, aún cuando esto signifique culparnos a nosotros mismos y comenzar de nuevo. Confrontadas con estas derrotas en sus parroquias o diócesis algunas personas llegan a la conclusión de que ellas mismos están equivocadas y tratan de llegar a un acuerdo. Esto es un tremendo error. No podemos dejar de defender la fe, aún cuando la victoria nos pareciera imposible, porque esta no es nuestra batalla, es de Cristo. Se trata de la esencia de la fe católica, por lo que nos está vedado el lujo de darnos por vencidos.

Los revolucionarios dicen que "el pueblo es la iglesia", "en vez de la jerarquía", pero verdaderamente todos somos parte de la Iglesia, Cristo es la vid y nosotros somos los sarmientos. El bienestar de la Iglesia no depende solamente de los obispos, de los sacerdotes y religiosos profesos, sino de todos los católicos. Si los religiosos fallan en el cumplimiento de su deber, los laicos deberán tomar una mayor responsabilidad. Actualmente lo están haciéndo cada vez más.

Buenas noticias

En medio de todas estas malas noticias, hay buenas noticias: algo extraordinario está sucediendo con los sarmientos. Dios está moviendo a los que quedan de Su pueblo para renovar lo que queda de Su Iglesia. El está llamando a Su banquete a nuevos invitados por los caminos y las veredas, para tomar el lugar de los invitados que lo menospreciaron.

Muchos jóvenes católicos, aunque se muestran dispuestos, ignoran la doctrina católica, pero a pesar de estar confundidos están desesperadamente hambrientos de la verdad. Y existe un grupo de almas fervorosas que están ansiosas de restaurar la Iglesia. Muchos neo-ortodoxos católicos son jóvenes, muchos son hombres, laicos, o a menudo sacerdotes, o seminaristas. Muchos se han convertido o vuelto a convertir, y casi no hay explicación lógica para su conversión, no podemos negarnos a reconocer que Dios ha puesto Sus manos en ellos.

El resto de las buenas noticias es que los neo-ortodoxos son inevitablemente la onda del futuro --porque la revolución no tiene futuro. Hace 25 años, los católicos radicales estaban seguros de que los ortodoxos ya no existirían a estas alturas. Pero hoy, el "partido a favor del cambio" se está muriendo, no puede atraer nuevos miembros. En un informe en 1991 sobre una serie de conferencias "rebeldes", una líder feminista 27 escribió: "Yo me pregunté, ¿dónde están los jóvenes ...menores de 40 años?" Mary Jo Weaver ha anunciado que está escribiendo un libro sobre los católicos "fundamentalistas", en el cual ella espera poder explicar el resurgimiento de católicos que todavía creen que la Misa es un sacrificio, que la Virgen María es Reina del Cielo, que existe el demonio y el pecado personal. Weaver no puede comprender el por qué hay un aumento de las vocaciones en las órdenes religiosas tradicionales mientras que las liberales están muriendo, el motivo del "dramático aumento de vocaciones al sacerdocio en las diócesis conservadoras"; y la popularidad de las nuevas universidades católicas tradicionales.

En la Iglesia americana de hoy, los ortodoxos ofrecen la única evidencia de vitalidad. Las organizaciones importantes y hasta los grupos espontáneos más pequeños, han surgido de entre los laicos, y están tratando de hacer por sí mismos lo que hace la Iglesia donde está saludable. Sólo son 3,600 miembros del Women's Ordination Conference (Conferencia para la Ordenación de las Mujeres). 50,000 mujeres católicas sin que se les pidiera, han firmado y devuelto una afirmación de fe y una promesa de fidelidad al Magisterio, redactado por la organización Mujeres por la Fe y la Familia. Hay miles de grupos Marianos. Hay cada vez más resistencia contra una catequesis deficiente, los padres jóvenes se dan cuenta de que ellos deben ser quienes enseñen la fe a sus propios hijos. Padres y religiosos ortodoxos han comenzado a abrir colegios católicos independientes en muchos Estados, y el movimiento para educar a los niños en el hogar ("home schooling"), está apareciendo por todas partes. Las familias católicas están haciendo lo que los monasterios de la Edad Media hicieron: preservando la fe y transmitiéndola para el futuro.

¿Qué debemos hacer en esta lucha por defender la fe?

1. Orar. Asistir a misa diariamente, si es posible. Consagrarse a sí mismo y a la familia a la Ssma. Virgen, y rezar el rosario con constancia.

2. Votar con los pies. Unase a la mejor parroquia posible, donde usted pueda practicar el culto sin agonía. Si encuentra un párroco bueno y las religiosas son buenas, apóyelos con oraciones, elogios y contribuciones.

3. Cuide a sus hijos. Es casi imposible educarlos como católicos devotos en medio de esta sociedad. Retírelos de cualquier programa de la Iglesia a menos que usted sepa sin duda alguna que es ortodoxo (fiel al Magisterio). Enséñeles Ud. mismo, haga de su hogar una "iglesia doméstica". Y dígale a ellos el porqué Ud. lo hace. Esto por supuesto les va a crear una mentalidad de "persecución", pero como realmente están siendo perseguidos, esto les ayudará a salvar sus almas.

4. Sea una persona profética. Si sus deberes familiares se lo permiten, forme parte de los comités de la Iglesia como testigo de la verdad. Necesitará valor, y la posibilidad de éxito es francamente muy poca. Ud. seguramente será ofendido, y Jesús dijo que se regocijara quien lo fuera por servirlo a El.

5. Rece por sus enemigos. En justicia y caridad, debemos decirles a los religiosos que están errados buscando la conversión, no la venganza, y regocijándonos con ellos si esto sucede. Su triste estado también debe recordarnos que debemos rezar por la gracia de la perseverancia.

6. Ame a sus amigos. Puede estar en desacuerdo en materia de prudencia, pero sin acusarse mutuamente de malas intenciones.

7. Rece por el don de la fortaleza. Rechace toda tentación de abandonar la Iglesia por un grupo cismático. Donde está Pedro, ahí está la Iglesia.

8. Busque la compañía de personas creyentes. Puede encontrarlas a través del Opus Dei, Comunión y Liberación, Regnum Christi, los grupos de oración carismáticos o un grupo provida. Si no existe un grupo de apoyo, comienze a construir una verdadera "comunidad de fe", empezando una clase de doctrina para adultos, tal vez comenzando con El Credo del Pueblo de Dios.

La defensa de la fe exige toda la fe, la esperanza, la caridad, y el valor que tengamos para poder decir la verdad frente a la crítica, y tener paciencia para soportar lo que parecen ser derrotas. Nuestra única contribución segura es nuestra santidad personal; debemos reformarnos, recordando que nadie es inmune al pecado y al error. Al final, solo Cristo puede salvar a su Iglesia, y El ha prometido hacerlo. Sabemos que la fe permanecerá, aunque no tengamos garantía de que la Iglesia será pronto restaurada en nuestro país. No podemos pedir esta garantía, sabiendo que Nuestro Salvador murió como un fracasado ante los ojos del mundo. Como la Madre Teresa nos recuerda, no hemos sido llamados a ganar, sólo a ser fieles.